"Porque sin duda alguna... el amor prohibido... es el más placentero..."

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Primer capitulo de Last Sacrifice

Capitulo 1

No me gusta estar encerrada.

Nunca me gusto ir a los zoológicos. La primera vez que fui a uno, casi tuve un ataque de claustrofobia mirando a esos pobres animales. No podía imaginarme a ninguna criatura viviendo así. Algunas veces me sentía algo mal por los criminales, condenados a vivir en celdas. Ciertamente nunca esperaba pasar por eso en mi vida.

Pero últimamente mi vida me había dado muchas cosas que nunca había esperado, por eso estaba aquí, bajo llave.

-¡Hey!- Grite, aferrándome a las barras que me alejaban del resto del mundo -¿Cuánto tiempo voy a estar aquí? ¿Cuándo es mi juicio? ¡No pueden tenerme en este calabozo para siempre!-

Muy bien, esto no era exactamente un calabozo, no era oscuro, ni con rejas oxidadas. Estaba dentro de una pequeña celda con paredes lisas, un piso liso, y bueno… todo liso. Sin manchas, frio, esteril. Era más deprimente que cualquier calabozo mugriento. Las barras de mi celda se sentían frías contra mi piel, duras e inflexibles. La iluminación de los florecentes le daba un toque casi alegre. Pude ver el hombro de un hombre parado firmemente al lado de la celda de la entrada y sabía que había, probablemente, cuatro más en el pasillo, fuera de mi vista. También sabía que ninguno de ellos me iban a responder, pero eso no me impidió que gritara exigiendo respuestas de ellos durante los últimos dos días.

Cuando vino el silencio habitual, suspire y me deje caer en el catre que había en la esquina de la celda. Como todo lo demás en mi nueva casa, la cama era incolora y rígida. Sí, estaba empezando a desear un calabozo real. Las ratas y las telarañas me hubieran dado algo más que mirar. Miré hacia arriba y de inmediato tuve la sensación de desorientación que siempre tenía cuando miraba allí, las paredes se cerraban en torno a mí. No podía respirar. Las paredes de mi celda se seguían cerrando hasta que no quedaba espacio, dejándome sin aire…

Me incorporé bruscamente, jadeando. No mires a las paredes y al techo, Rose, me regañe. En cambio, mire mis manos entrelazadas y trate de averiguar cómo me había metido en este lío.

La respuesta inicial era obvia, alguien me había incriminado en un crimen que no cometí. Y no era un lindo crimen. Era un asesinato. Habían tenido la audacia de acusarme de un delito mayor que cualquier Moroi o dhampir podría cometer. Ahora, eso no quiere decir que no hubiera matado antes. Lo había hecho. También había roto algunas reglas. El asesinato a sangre fría, sin embargo, no estaba en mi repertorio. En especial, no el asesinato de una reina.

Era verdad que la reina Tatiana no era mi amiga. Ella había estado de acuerdo con las reglas calculadoras que establecían los Moroi con frialdad, una especie de vida, eran los vampiros que usaban magia y que no matan a sus víctimas al beber su sangre. Tatiana y yo teníamos una pésima relación por muchas razones. Una era que estaba saliendo con su sobrino favorito, Adrian. La otra era mi desaprobación a su política sobre la lucha contra los Strigoi: los malos, vampiros no muertos que andaban por ahí. Tatiana se había burlado de mi innumerable veces, pero nunca le había deseado la muerte. Alguien, aparentemente, si lo había hecho y había dejado evidencia que conducía a mí, la peor era mis huellas en la estaca de plata que había matado a Tatiana. Claro, era mi estaca, así que naturalmente tenía mis huellas, pero nadie pensaba que eso fuera relevante.

Suspiré de nuevo y saque un arrugado pedazo de papel de mi bolsillo. Mi único material de lectura. Lo apreté en mi mano, sin tener necesidad de mirar las palabras. Hace mucho tiempo las había memorizado. El contenido de la nota me hacia preguntarme que era lo que había sabido Tatiana, eso me había preguntarme demasiadas cosas.

Frustrada con mi propio entorno, me deslice fuera de él y fui a otro lugar, donde mi mejor amiga, Lissa. Ella era un Moroi, y compartíamos un vínculo psíquico que me dejaba ir a su mente y ver el mundo a través de sus ojos. Todos los Moroi ejercían algún tipo de magia elemental. Lissa poseía el espíritu, un elemento ligado a la curación y poderes psíquicos. Era raro entre los Moroi, ellos suelen utilizar elementos más físicos y apenas entendían la capacidad del espíritu que era increíble. Ella había usado su espíritu para traerme de vuelta de los muertos hace algunos años, y eso había creado nuestro vínculo.

Estar en su mente me liberó de mi jaula, ayudándome un poco. Lissa estaba trabajando para probar mi inocencia, cada vez que la veía tenía todas las pruebas en contra mía. Mi estaca que se había utilizado en el asesinato había sido sólo el comienzo. Mis adversarios se habían apresurado a recordarles a todos sobre mi antagonismo contra la reina y también habían encontrado a un testigo para dar testimonio acerca de mi paradero durante el asesinato. Ese testimonio me había dejado sin coartada. El Consejo había decidido que no había evidencia suficiente para enviarme a un juicio, donde debía recibir mi veredicto.

Lissa trataba desesperadamente que las personas le prestaran atención y se convencieran de mi inocencia. Ella estaba teniendo problemas para encontrar a quien quisiera escucharla porque toda la corte real se preparaba para el funeral de Tatiana. La muerte de un monarca era un gran problema. Los Moroi y dhampirs, mitad vampiros como yo, venían de todas partes del mundo para ver el espectáculo. Comida, flores, decoraciones, incluso los músicos... todo el negocio. Si Tatiana se hubiera casado, dudaba de que el evento hubiera sido tan elaborado. Por tal actividad, nadie se preocupaba por mí ahora. En cuanto a los que se preocupaban, se sentían seguros conmigo encerrada e incapaz de matar de nuevo. El asesino de Tatiana había sido encontrado. Se hizo justicia. Caso cerrado.

Antes de que pudiera obtener una imagen más clara del entorno de Lissa, una conmoción en la cárcel me echó hacia atrás, hacia mi propia cabeza. Alguien había entrado en la zona y se dirigía hacia los guardias, pidiéndoles verme. Era mi primera visita en días. Mi corazón latía con fuerza, y salte a los bares, esperando que fuera alguien que me dijera que esto había sido un terrible error.

Mi visitante no era quien había esperado.

-Viejo- Dije con cansancio -¿Qué haces aquí?-

Era mediado del verano, caliente y húmedo ya que estábamos en el centro de la zona rural de Pensilvania, pero eso no le impidió llevar un traje completo. Era uno llamativo, perfectamente adaptado y adornado con una corbata de seda color púrpura brillante y un pañuelo a juego que sólo parecía un exceso. Las joyas de oro brillaron contra su tono oscuro de piel, y parecía como si hubiera afeitado su barba recientemente. Abe era un Moroi, y aunque no era real, ejercía suficiente influencia.

También era mi padre.

-Soy tu abogado- Dijo alegremente -Estoy aquí para darte consejos legales, claro-

-No eres abogado- Le recordé -Y tu último consejo no funcionó tan bien- Eso era algo malo de mí parte. Abe, a pesar de no tener formación jurídica, me había defendido en la audiencia. Había sido encerrada luego del juicio, haciendo que su trabajo no fuera muy bueno. Pero, en toda mi soledad, me había dado cuenta de que había estado en lo cierto acerca de algo. Ningún abogado, no importa lo bueno que fuera, me hubiera salvado. Tuve que darle crédito por dar un paso adelante para ayudar en una causa perdida, aunque teniendo en cuenta nuestra relación incompleta, todavía no estaba segura de por qué lo había hecho. Mis mayores teorías eran que no se fiaba de la realeza y que sentía una obligación paternal. En ese orden.

-Mi rendimiento fue perfecto- Argumentó -Considerando que tu convincente discurso de “si yo fuera el asesino” no nos ayudo en nada. Poner esa imagen en la cabeza del juez no fue la idea más inteligente que pudiste haber tenido-

Ignore su comentario y cruce mis brazos -Entonces ¿Qué estás haciendo aquí? Sé que no es sólo una visita paternal. Nunca haces nada sin una razón-

-Por supuesto que no ¿Por qué hacer algo sin una razón?-

-No empieces con tu lógica circular-

Me guiñó un ojo -No hay necesidad de que te pongas celosa. No hay necesidad de ser celoso. Si trabajas duro y pones tu mente en ello puede heredar mis conocimientos de brillante lógica algún día-

-Abe- Le advertí -Sigues en lo mismo-

-Bien, bien- Dijo - He venido a decirte que la fecha de tu juicio puede ser cambiado-

-¿Q… qué? ¡Eso es una gran noticia!- Al menos, eso pensé. Su expresión me dijo lo contrario. Lo último que había escuchado era que mi juicio podría ser en meses. La sola idea de que, de estar en esta celda tanto tiempo, me hacía sentir claustrofobia de nuevo.

-Rose, no te das cuenta que ese juicio será igual a tu audiencia. Las mismas pruebas y el mismo veredicto de culpabilidad-

-Sí, pero debe haber algo que podamos hacer antes de eso, ¿verdad? ¿Encontrar evidencia que me ayude?- De repente, tuve una buena idea de cuál era el problema -¿Cuándo dices “cambiado” de que tan pronto estamos hablando?-

-Lo ideal sería que fuera después de que el nuevo rey o reina sea coronado. Ya sabes, parte de las fiestas post coronación-

Su tono era ligero, pero mientras sostenía su oscura mirada entendí el significado completo. Los números se sacudieron en mi cabeza -El funeral es esta semana, las elecciones son después de eso… ¿Estás diciendo que podría ir a juicio prácticamente en dos semanas?-

Abe asintió con la cabeza.

Volé hacia las barras de nuevo, mi corazón latía con fuerza en mi pecho -¿Dos semanas? ¿Hablas en serio?-

Cuando había dicho que la fecha del juicio seria cambiada me lo había imaginado a tal vez un mes de distancia. Tiempo suficiente para encontrar nuevas pruebas ¿Cómo podría lograrlo en tan poco tiempo? No era claro. Ahora, el tiempo corría lejos de mí. Dos semanas no era suficiente, sobre todo con tanta actividad en la Corte. Hace instantes, me molestaba la larga extensión de tiempo que podría enfrentar. Ahora, tenía muy poco tiempo, y la respuesta a mi pregunta siguiente podría empeorar las cosas.

-¿Hasta cuándo?- Pregunté, tratando de controlar el temblor de mi voz -¿Cuánto tiempo después del veredicto hasta que... cumplan la sentencia?-

Todavía no estaba del todo segura que era lo que había heredado de Abe, pero parecíamos compartir claramente un rasgo: la capacidad inquebrantable de dar malas noticias.

-Probablemente, de inmediato-

-Inmediatamente- Retrocedí, casi sentándome en la cama, y luego sentí una nueva oleada de adrenalina -¿Inmediatamente? Así que, en dos semanas…, en dos semanas podría estar muerta-

Porque ese era el pensamiento, el pensamiento que había estado en mi cabeza desde el momento en el que plantaron evidencia en mi contra. Las personas que asesinaban a las reinas no eran enviadas a la cárcel. Ellos eran ejecutados. Pocos crímenes entre los Moroi y dhampirs tenían ese tipo de castigo. Tratamos de ser civilizados en nuestra justicia, mostrando que no siempre era lo mejor ser sanguinario como los Strigoi. Sin embargo, ciertos delitos, a los ojos de la ley, merecía la muerte. Algunas personas se lo merecían, digamos, como los… asesinos por traición. A medida que el impacto del futuro cayó sobre mí, me sentí temblar y las lágrimas estaban peligrosamente cerca de caer de mis ojos.

Eso no está bien!- Le dije a Abe -Eso no está bien, y ¡tú lo sabes!-

-No importa lo que pienso- Dijo con calma -Simplemente estoy comunicándotelo-

-Dos semanas- Repetí -¿Qué podemos hacer en dos semanas? Quiero decir... tienes algo para empezar, ¿no? ¿O... puedes encontrar algo para entonces? Esa es tu especialidad- Estaba divagando y sabía que sonaba histérica y desesperada. Por supuesto, eso era porque me sentía histérica y desesperada.

-Va a ser difícil de lograr mucho- Explicó -La corte está preocupada por el funeral y las elecciones. Las cosas están desordenadas, eso es bueno y malo-

Sabía todo sobre los preparativos por lo que podía ver Lissa. Había visto el caos que había en el lugar. Encontrar cualquier tipo de pruebas en este lío no sería fácil. Se podría decir imposible.

Dos semanas. En dos semanas podría estar muerta.

-No puedo- Le dijo a Abe, mi voz estaba quebrada -No estoy... destinado a morir de esta manera-

-¿Oh? ¿Ah, sí?- Arqueó una ceja -¿Cómo se supone que debes morir?-

-En batalla- Una lágrima escapo y me apresuré a secarla. Siempre había vivido mi vida con una imagen dura. No quería terminar así, no ahora cuando todo importaba -En la lucha. Defendiendo a los que amo. No… no a través de una sentencia de muerte-

-Esta es una lucha de clases- Reflexionó -Pero no una de las físicas. Dos semanas es todavía dos semanas ¿Es malo? Sí, pero es mejor que una semana y nada es imposible. Tal vez aparezca nueva evidencia a tu favor. Simplemente tienes que esperar y veras-

-No me gusta esperar. Esta habitación... es tan pequeña. No puedo respirar. Sé que eso me va a matar antes que el verdugo-

-Dudo mucho que...- La expresión de Abe todavía era calmada, sin ninguna señal de simpatía. Duro amor -Has luchado sin miedo contra grupos de Strigoi, sin embargo ¿no puede manejar una pequeña habitación?-

Es más que eso! Ahora tengo que esperar cada día en este agujero, sabiendo que hay un reloj que cuenta lo que falta para mi muerte y casi no hay forma de detenerlo-

-A veces la mayor prueba de nuestra fuerza se conoce en situaciones que no parecen tan obviamente peligrosas. A veces sobrevivir es lo más difícil de todos-

-Oh, no- Me aleje caminando en círculos pequeños -No empieces con toda esa basura noble. Suenas como Dimitri cuando me daba sus lecciones sobre la vida-

-Él sobrevivió a esta situación. Sobrevivió a otras cosas también-

Dimitri.

Tomé una respiración profunda y calmada para mí misma antes de contestar. Hasta este lío sobre el asesinato, Dimitri había sido la mayor complicación de mi vida. Hace un año, aunque no pareciera, había sido mi instructor en la escuela secundaria, me entrenaba para ser una guardiana que proteja a los Moroi. Él había cumplido con eso… y con mucho mas. Nos habíamos enamorado, algo que no estaba permitido. Lo habíamos tratado de sobrellevar lo mejor que pudimos, buscando una manera de finalmente estar juntos. Esa esperanza había desaparecido cuando él había sido mordido y convertido en Strigoi. Había sido una pesadilla para mí. Luego, a través de un milagro que nadie había creído posible, Lissa había utilizado el espíritu para transformarlo de nuevo en un dhampir. Pero las cosas lamentablemente no habían vuelto a la normalidad

Mire a Abe -Dimitri sobrevivió a esto, ¡pero estaba muy deprimido! Aun lo está, sobre todo esto-

El peso de las atrocidades que había cometido Dimitri mientras era Strigoi hacían que no pudiera perdonarse a sí mismo y juró que nunca podría amar a nadie de nuevo. El hecho de que yo había comenzado a salir con Adrian no facilitaba las cosas. Después de una serie de esfuerzos inútiles, había aceptado que Dimitri y yo no estaríamos juntos. Había preferido aferrarme a la esperanza de lograr algo con Adrian.

-Correcto- Dijo Abe secamente -Él está deprimido, pero tú eres la imagen de felicidad y entusiasmo-

Suspiré -A veces hablarte es como hablar conmigo misma: bastante endemoniadamente molesto ¿Hay otra razón por la que estés aquí? ¿Además de entregar terribles noticias? Habría sido feliz viviendo en la ignorancia-

No debería morir de esta manera .No debería verlo venir. Mi muerte no debería ser una cita escrita en un calendario.

Él se encogió de hombros -Solo quería verte. Y a tu régimen-

Si, él lo había hecho, me di cuenta. Los ojos de Abe siempre habían regresado a mi cuando hablábamos; no había dudas que yo tenía su atención. No había nada en nuestras bromas que concernieran a mis guardias. Pero de vez en cuando, veía la mirada de Abe sacudirse alrededor, estudiando la sala, mi celda, y cualquier otro detalle que el encontrara interesante. Abe no había ganado su reputación como Zmey, la serpiente, por nada. Él estaba siempre calculando, siempre buscando una ventaja. Parecía que mi tendencia hacia locas conspiraciones corría en la familia.

-También quería ayudarte a pasar el tiempo- Sonrió y por debajo de su brazo me entregó un par de revistas y un libro a través de las barras -Tal vez esto mejore las cosas-

Dudaba que cualquier entretenimiento fuera a hacer mi cuenta regresiva de dos semanas de muerte más manejable. Las revistas eran de moda y de orientación para el cabello. El libro era “La corte de Monte Cristo”. Lo levanté, necesitando hacer una broma, necesitando hacer algo que haga esto menos real.

-Vi la película. Su simbolismo sutil no es realmente tan sutil. A menos que haya un archivo oculto en su interior-

-El libro es siempre mejor que la película- Empezó a darse la vuelta -Tal vez tengamos una discusión literaria la próxima vez-

-Espera- Tiré el material de lectura en la cama -Antes que te vayas… en todo este lio, nadie ha planteado quien en realidad la mató- Abe no respondió de inmediato, así que le di una mirada penetrante -¿Tú crees que no lo hice cierto?- Por todo lo que sabía, él creía que yo era culpable y estaba tratando de ayudarme de todos modos. No habría estado tan fuera de carácter.

-Creo que mi dulce hija es capaz de asesinar- Dijo por ultimo -Pero no es capaz de cometer este asesinato-

-¿Entonces quien lo hizo?-

-Eso- Dijo antes de marcharse -Es algo en lo que estoy trabajando-


-¡Pero tu dijiste que nos estamos quedando sin tiempo! ¡
Abe!- No lo quería dejar ir. No quería estar sola con mi miedo -¡No hay modo de arreglarlo!-

-Solo recuerda lo que dije en la sala de de juicio- Respondió.

Él salió de mi vista, y me senté en la cama, regresando a aquel día en la corte. Al final de la audiencia él me dijo, muy firmemente, que iba a ser ejecutada. O incluso ir a juicio. Abe Mazur no era uno de esos que hacen promesas en vano, pero estaba empezando a pensar que incluso él tenía limites, especialmente desde que nuestro horario había sido ajustado.
De nuevo tome el pedazo de papel arrugado y lo abrí.
Lo había tenido también de la sala de la corte, secretamente entregado a mí por Ambrose, el sirviente de Tatiana y su amante.

Rose,

Si estás leyendo esto, es que algo terrible ha sucedido. Es probable que me odies, y no te culpo. Sólo puedo pedirte que confíes en que lo hice con el decreto de la edad, era lo mejor para tu gente, si se compara con lo que otros habían planeado. Hay algunos Moroi que quieren obligar a que todos los Dhampirs a estar a su servicio, quieran o no, mediante el uso de la compulsión. El decreto de edad ha disminuido esa fracción.

Sin embargo, me dirijo a ti con un decreto que debes corregir, y es un secreto que debes compartir con la menor cantidad de gente posible. Vasilisa necesita su puesto en el Consejo, y se puede hacer. Ella no es la última Dragomir. Hay otro con vida, el hijo ilegítimo de Eric Dragomir. No sé nada más, pero si puedes encontrar a este hijo o hija, le darás a Vasilisa el poder que se merece. No importa tus defectos ni tu peligroso temperamento, eres la única que creo que puede asumir esta misión. No pierdas el tiempo en el cumplimiento de la misma.

– Tatiana Ivashkov

Las palabras no habían cambiado después de las cien veces que las había leído, no como las preguntas que me generaban ¿Era una nota verdadera? ¿Tatiana realmente lo había escrito? ¿Ella había, a pesar de su actitud hostil conmigo, confiado en mí este peligroso conocimiento? Había doce familias reales que tomaban las decisiones de los Moroi, pero para todo efecto, ellos eran solo once. Lissa era la última de su línea familiar, y sin otro miembro de la familia Dragomir, las leyes Moroi decían que no tenía poder de voto en el concejo. Algunas malas leyes estabas siendo hechas, y si la nota era verdad, muchas cosas podían cambiar. Lissa podría pelear por esas leyes, y a algunas personas no les gustaría, personas que ya habían demostrado su capacidad para asesinar.

Otro Dragomir.

Otro Dragomir significaba que Lissa podría votar. Un voto más en el concilio podría cambiar las cosas. Podría cambiar el mundo Moroi. Podría cambiar mi mundo, digo, como, si era culpable o no. Y ciertamente, podría cambiar el mundo de Lissa. Todo este tiempo ella pensó que estaba sola. Aun… me preguntaba con inquietud si le daría la bienvenida a su medio hermano. Aceptaba que mi padre era un sinvergüenza, pero Lissa tenía al suyo en un pedestal, creía que era el mejor. Esta noticia podía dejarla en shock, y aunque había entrenado toda mi vida para protegerla físicamente, estaba empezando a pensar que había otras cosas en las que debería protegerla.

Pero primero, necesitaba la verdad. Tenía que saber que la nota realmente provenía de Tatiana. Sabía cómo saberlo pero era algo que no me gustaba hacer.

Bueno, ¿Por qué no? No era como si tuviera algo más que hacer.

Bajándome de la cama, me puse de espaldas a las rejas y me quede mirando la pared blanca, utilizando como punto de enfoque. Preparándome, mentalizándome en que era lo suficientemente fuerte como para mantener el control, traspase las barreras mentales que mi subconsciente siempre mantenía alrededor mío. Una gran presión me rodeo, como cuando el aire escapa de un globo.

Y de repente, estaba rodeada de fantasmas.

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